viernes, 23 de julio de 2010

Feminista



Siento una admiración un poco naif por la ideología de Mayo del 68: Feminismo/ecologismo y pacifismo.


Creo que las ideas heredadas de la Ilustracion y cinceladas por el progreso eran perfectas, pero que el contexto y la política acabaron con la utopia.

En http://www.cinconoticias.com/2010/07/ayuda-a-ashtiani-la-mujer-condenada-a-ser-lapidada-en-iran/ ayer publique un reclamo de ayuda para Ashtani, la mujer que puede morir lapidada en Iran por el delito de ser “adultera”. Evidentemente este punto, como cada una de las muertes por violencia de género, como cada uno de los casos de abusos contra la mujer me duele.

Soy un feminista convencido, me gustan las mujeres, admiro su magia y creo que el mundo sería mucho mejor si no las hubiéramos apartado a lo largo de la historia. Hemos desperdiciado el 50% del potencial de nuestra especie.

Aun hoy en día se dan casos flagrantes en todo el mundo de menosprecio de los derechos humanos, y de los seres humanos los más desfavorecidos son siempre las mujeres. Ser pobre es una desgracia por sí, pero hay casos en que ser pobre y mujer es una condena.
Recientemente se ha dado un debate patético y muy politizado, sobre “el burka”, me da mucha pena que la política extrema (sin color) azuce conciencias con estos temas tan peligrosos.
Bajo mi punto de vista prohibir esta´ mal, pero hay veces que el estado debe poner límites. Creo en la libertad, pero sé que a dichosa carcel de tela va precisamente en contra de esa idea.
Un vez dicho esto, me indigna que se mezclen las cosas: Un chador es una cosa, un hiyab , otra y un niqab y un burka otras. Mi abuela se tapaba la cabeza con un pañuelo porque le daba la real gana (Y os aseguro que no era nada musulmana), pero la muerte en vida de la vestimenta afgana es otra cosa muy distinta. Esa cosa tan distinta es la que lleva al menosprecio de la mujer, a la “justicia de Dios” y a la cosificación, de obligar a una mujer a ver a traves de una rejilla a apedrearla públicamente solo hay un paso.

La única manera de luchar contra la barbarie es la cultura. De eso estoy convencido. La cultura no debe ser entendida a la manera de Kipling de manera paternalista, no se trata de que eduquemos a los “pobres salvajes” como entendía el imperialismo filantrópico de principios de S.XX. Se trata más bien de fomentar el conocimiento, como herramienta de progreso. En el mundo occidental desde la revolución industrial se ha producido una revolución del intelecto, con ello una revolución sexual, y junto a los avances técnicos han venido de la mano los saltos sociales y sociológicos. En este mundo donde desde un rincón de Murcia alguien sabe paso a paso la situación de una pobre mujer en Irán cabe preguntarse si no podemos hacer algo más para erradicar la injusticia. ¿Cómo puedo yo fomentar la educación y la igualdad en el mundo?.Gran pregunta con una respuesta difícil, pero posible.

Estoy convencido es que en este planeta loco la única manera de no terminar ingresado en un frenopatico es pensando globalmente y actuando localmente. Nuestro conocimiento es infinito, pero nuestras posibilidades reales finitas. A parte de firmar en la página de amnistia internacional poco mas podemos hacer desde aquí, pero lo que si podemos empezar a hacer es empezar a tratar a las mujeres que tenemos cerca como lo que son: Seres humanos con los mismos derechos y deberes, seres maravillosos capaces de engendrar vida, de vivirla y sentirla con una sensibilidad sobrehumana.

La mejor forma de fomentar la igualdad es empezando por tu casa.

Estar informado de lo que pasa en el mundo es un arma poderosa luchar contra la injusticia y la manipulación, para saber la suerte que tienes de vivir en este lado del mundo, para plantearte cuando se separaron los dos mundos: El rico y (supuestamente) culto y el pobre y bárbaro, y sobre todo para recapacitar sobre quien gana con que eso siga así. A quien le conviene que desde aquí tengamos miedo a los de allí, y a quien enriquece que los de allí sigan muriendo apedreados o simplemente de hambre.

Ese espíritu crítico y los valores de libertad, igualdad y fraternidad que desde la época de las luces permitieron al mundo occidental saltar por encima de la fogata y plantarse en el futuro, eso es lo que podemos mostrar al resto del mundo.

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