miércoles, 9 de febrero de 2011

La reunión




En cinco días 60 horas.

Esas son las horas que he estado reunido. He estado concentrado en la labor de fabricar algo (poco) de dinero. Un día para aprender, otro para consolidar y al tercero: La nada.

Ya conté lo que era aquello, y conté como me sentía. Hoy diré que mis pies están hechos para caminar, y que por ello mi cabeza da vueltas como una peonza (que bonita palabra), miro a las piedras que adoquinan la entrada y que SÉ que vienen de la India, también SÉ que las esculpen toscamente niños desde los 3 años, y SÉ que muchas veces ni si quiera cobran, con lo cual sus familias pasan hambre, mucha hambre.

Ese es el sistema, para que unos vivan bien, otros lo hacen regular. Pero lo malo no es eso, lo malo es que para que muchos vivan regular, el resto debe vivir como esos niños hindús. Tengo claro que mi lugar esta en la delgada linea que separa a los primeros de los segundos (deslizandome peligrosamente hacia estos últimos), que tampoco hay que dramatizar.

En mis reuniones conmigo mismo (trabajando de espantapájaros, es lo normal) nunca saco nada en claro, nunca se nada, no puedo leer, no puedo escribir, no puedo escuchar la radio. Por eso lo que me queda es caminar en círculos, esperar y pensar, esas tres cosas aun no me las han quitado. La primera corre serio peligro de prohibición, la segunda es inevitable y la tercera soy yo.

En mis ratos, a veces, pienso en mis viajes: En los que ya hice y sobre todo en los que voy a hacer. La imaginación es el más veloz de los aviones, y el más insumergible de los transatlánticos. En un segundo de una gris garita, por ejemplo, a las calles de Paris; a las tabernas de Liverpool; a los Alpes; a Luzern en verano; a los Pirineos en pleno invierno; Cabo Norte a Punta Arenas; del colorido de África a la belleza de Escandinavia. Madrid y Sabina; Barcelona y Serrat; Asturias en verde… y de ahí a todos los que quedan por hacer: Méjico que me mata; Colombia; Nepal; India; China y Vietnamel barco que sueño; la vida en condicional.

Esta noche a partir de las 19.00 doce horas de reunión, doce horas para pensar donde habita la nada.

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