martes, 17 de mayo de 2011

Estrellas nuevas


Estrellas del hemisferio sur
De repente me despierto a media noche, un largo gesto con mi espalda condensa la contractura, espesa el negror del aire y me arranca un doloroso gemido.

Abro los ojos y no veo nada, parece que haya ido a caer dormido en la mismísima boca del lobo. La bestia parece dormida, solo necesito ponerme en pie, un solo gesto, me golpeo con una lona húmeda y terriblemente fría, el suelo me transmite puro helor, parece en efecto que esta noche el termómetro se ha parado en los dichosos menos 4.

En mi cabeza revolotean los ritmos melancólicos y el tono tan peculiar de la voz de Enrique. No tiene mucho sentido que yo canturree flamenco a 12 mil kilómetros de mi cama. No es coherente el hecho de que me despierte en una tienda de campaña , absolutamente congelado, y que solo quiera salir fuera.

Al fin y después de bregar contra las múltiples cremalleras salgo y la hierba cruje bajo mis pies casi descalzos, hiela, y por eso el cielo está cuajado a rebosar de astros, entonces me doy cuenta que nunca antes he visto esas estrellas. Es a la vez el cielo más oscuro y más hermoso.

Me recuerda a cuando siendo crio, en mis veranos, me echaba en plena carretera para mirar al cielo, me sentia feliz tan solo por estar alli, sintiendo el asfalto en mis espalda y oyendo a lo lejos el Mediterraneo batir con fuerza contra la orilla.Era valiente y un poco inconsciente, aunque la verdad es que nunca pasaban coches, nunca.

 Estoy en medio del parque natural de Torres del Payne,siento la vida a mi alrededor, oigo los glaciares desgajar pedazos gigantescos de hielo, vuelan aves nocturnas y los lagos color turquesa duermen, como todo el universo. Estoy solo, y mientras prendo un cigarrillo pienso en cuando volveré a ver un espectáculo semejante. Cuando volveré a sentirme como un niño con estrellas nuevas.

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